Si miro hacia atrás no logro distinguir cuando comenzó a ser importante para mí todo lo que practico, en lo cual busco crecer, lo que es esencial en mi vida hoy. Creo que se debe a que todo lo que fui aprendiendo se sintió como un re aprender, de algo que ya habitaba en mi alma buscadora. Siempre busqué la profundidad, la razón de (mi) ser y la espiritualidad, pasando por etapas varias desde la religión al compromiso social hasta ser voluntaria en numerosos proyectos o a soltar todo y vivir en carpa. Y agradezco poder seguir siendo eterna aprendiz, estudiante y buscadora, lo cual no quita todo lo que la vida ya me ha permitido encontrar.

Un momento clave en mi historia se dio a los doce años, cuando decidí que quería ser trabajadora social. Luego, en esta carrera descubrí la temática de género, lo mucho que nos queda en todo el mundo por aprender sobre la igualdad de derechos y oportunidades. En ese entonces todas mis pasantías y trabajos se orientaban a esta temática; me marcó especialmente mi paso por una casa de seguridad donde mujeres (con sus hijes) iban cuando debían huir de sus hogares por violencia o abuso. También allí, en círculos de mujeres que pude guiar, aprendí sobre el espejar, confiar y elevarnos en sorioridad.

Luego de mi regreso a la Argentina a los 23 años, después de vivir casi una década en España y Alemania, y el hallarme (en general y también en este país) como mujer, dos hechos marcaron un salto en mi vida espiritual y en mi vocación: comenzar mi camino en el yoga y la llegada de mi ahijada a este mundo. Ver a su madre vivir ese cambio de mujer a madre, me maravilló tanto que comencé a leer cuanto libro encontrara, preguntarle a todas las mujeres que me relataran sus partos y a conectar de manera más profunda con mi femeneidad. Comencé a asistir a cursos, círculos, talleres y luego a formarme en temáticas como menarca/ menstruación/ plenopausia, hice mi primera formación de Doula, hice cursos vivenciales y online de ginecología autogestiva, decidí que mi formación de yoga iba a tener específicamente este enfoque y comencé a profundizar en lo que la tradición yóguica enseñaba sobre la energía femenina y masculina, aprendiendo sobre yoga y tantra. Desde Diciembre del 2016 que resido en Mendoza buscando una vida más integra, cerca de la naturaleza y de lo que siento en mi esencia.

Por las mañanas trabajo en un espacio de cuidados maternales “Nido Silvestre” que acompaña a les niñes desde la pedagogía Waldorf, y a la tarde doy clases de yoga pre y pos natal, yoga para la mujer y acompaño procesos individuales y grupales de mujeres y parejas. Acompaño gestaciones, partos, puerperios y medicina placentaria como Doula.

Me siento muy afortunada y agradecida de hacer lo que siento que es mi vocación junto al equipo de Atman, profundamente convencida de la mirada transdisciplinaria como un paradigma que ayuda a sanar, integrar y profundizar, y así trabajar siempre para llegar a ser nuestra mejor versión.

Actualmente me desempeño como Instructora de Yoga Pre y Post Natal, Instructora de Yoga para la mujer, y Acompañante para procesos de la mujer en Atman.